domingo, 29 de julio de 2012

Una reunión, un vómito y una charla.

Bueno, es la segunda publicación y creo que voy creciendo.
Comencemos. Hace dos días nos reunimos; mis abuelos, sus cuatro nietos y medio(el pequeño Oswald en el vientre de la última hija de mi abuela, Vanessa), mi madre, la hermana siguiente y obviamente la que llevaba en su interior al feto más querido de la familia y el padre de este último, Iván, así como mi hermano; y bueno, pasamos un buen rato en el centro comercial, comimos helados, vimos la cartelera, fuimos al baño, al final del día tragamos y charlamos sobre aquellas terapias biomagnéticas a las cuales hemos concurrido con mucha frecuencia en los últimos meses, deciamos qué tan buena es la energía y la materia, mezclamos la ciencia con las creencias y comenzamos una lluvia de ideas y opiniones, hasta que... Mi primo Valentino, el menor vomitó, supusimos que era el efecto de todo lo que había devorado a lo largo del día y haberlo rematado con chocolate y helado fue lo peor que pudo haber sufrido su estómago, le compraron ropa, le prohibieron comida pesada en el día y fin de la cita familiar; nos despedimos y nos fuimos. Ahora sé que las mezclas atroces para los estómagos tienen grandes consecuencias y también ventajas, voy a almorzar y realmente no sé por donde comenzar.

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